Los Misioneros de Cristo Resucitado fuimos fundados en Tonalá, Jalisco en una comunidad con raíces indígenas llamada Santa Cruz de las Huertas, donde a lo largo de muchos años hemos compartido nuestra vida con los más pobres entre los pobres. Hoy en día nuestra comunidad realiza apostolados de frontera para estar donde nadie está, al estilo de Jesucristo Buen Pastor.
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Somos el latido vital del corazón de la Iglesia.
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Sí, somos Portadores del Dios vivo.
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Somos una terapia espiritual para la humanidad.
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Vivimos en obediencia a la voluntad del Padre.
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Tenemos a Dios como única riqueza. Somos fecundos en la Iglesia y en el mundo esparciendo la semilla del evangelio.
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Los Misioneros de Cristo Resucitado vivimos amando con alegría gozosa al servicio de la humanidad y de la Iglesia.
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Como hombres consagrados somos el rostro paterno de Dios por eso nos dicen “Padres” porque vivimos como un padre que ama a sus hijos entregando nuestra vida por los hijos de Dios, somos hombres alegres que vivimos nuestra consagración bautismal buscando siempre ser radicales en la fe, la esperanza y el amor.
NMF Bertha López Chávez.